jueves, 3 de abril de 2008


LA POBREZA
BUSCANDO AL CULPABLE (I)

Existe mucha pobreza en todo el mundo y no existe ningún sistema perfecto que la elimine; la cuestión es cual es la mejor forma en que la gente pobre pueda mejorar sus vidas, y la evidencia es que mientras más libre sea el sistema, mejor está la gente pobre y común. (Milton Friedman).


No existe una única definición clara y precisa de la pobreza, este concepto es relativo en profundidad, para algunos, ser pobres será simplemente tener las famosas Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), que no es otra cosa que tener ciertas deficiencias y/o carencias en alimentación, salud, vivienda, educación, etc.; mientras que para otros, ser pobre significa simple y sencillamente no tener un sol en el bolsillo por no tener un empleo. O sea, no tiene capacidad de gastar porque su ingreso está por debajo del mínimo necesario, este es, el método de línea de pobreza.

Entonces, hablar de pobreza en el Perú es bastante complicado, ya que además, tenemos viejos paradigmas mentales que nos obliga a pensar de cierta manera, por ejemplo, tenemos a creer que cada día la sociedad es más pobre y que es inútil luchar contra este flagelo y también creemos que antes éramos más ricos. Pero, lo más arraigado es pensar que la riqueza como la pobreza son dos situaciones que permanecen estáticas y el que nace pobre, se muere pobre y que el rico, siempre será rico. Todo esto no tiene por supuesto, ninguna consistencia científica ni empírica. Decir que los ricos son ricos porque los pobres son pobres es una falacia, ya que la riqueza no es una cantidad fija.

Veamos, la pobreza en el Perú no es un problema reciente, ya en 1970 (Velasco) un 50% de la población peruana se sumía en la pobreza, la brecha continuó impasible y aumentando tal que en 1991 (fin del período “romántico” de las izquierdas con la aplicación de políticas de corte proteccionistas-estatistas: Morales B., Belaúnde y Alan I), ya teníamos un vergonzoso 55.3% de pobreza (Cuánto S.A., 1991)(1). En este punto podríamos ya encontrar algunos culpables porque todo lo que se hizo fueron intentos burdos por afrontar un problema con el peor de los remedios: combatir a la riqueza con un manejo irresponsable del Estado, sin capacidad ni eficiencia en sus gastos.

El problema de la pobreza no es de fácil solución. No se cuenta con una varita mágica, pero cada personaje trata de inventar la mejor fórmula para combatirla, desde las disparatadas hasta las sesudas y complicadas fórmulas macroeconométricas. Pero, en literatura económica reciente se señala cada vez con mayor contundencia, que uno de los factores más importantes para combatir a la pobreza es la inversión en capital humano, más importante aún, que tener una gran dotación de recursos naturales (algunos incluso ya hablan de la “maldición de los recursos”, por lo que sustentar una fórmula en ellos no es seguro).

El Estado, principal acusado en esta trama de encontrar al culpable, y al que todos piden y a la vez ven como el malo deberá invertir sus recursos y prioridades de gasto en capital humano (gasto social), educación, salud y nutrición, los que deberá fomentar para encontrar esa tan ansiada “justicia social” que buscan algunos pobretólogos; sin embargo, en una economía de libre mercado, no se contradicen estos objetivos con la gran prioridad de lograr el crecimiento económico sostenido. Precisamente, el tener un altísimo capital humano, más el capital físico y el capital social, son la combinación perfecta para encontrar el camino de la competitividad (competir y ganar, y no quedar en el último puesto) y combatir la pobreza, pero en serio.

Es muy difícil atacar a la pobreza, sobre todo con recetas incorrectas. Algunos países como Chile y China llevan combatiéndola por más de 20 años y apenas ésta ha cedido unos puntos. La pobreza nacional se ha reducido de 54.3% a 51.6% y la rural de 77.1% a 72.5% entre el 2001 y el 2005, mientras la pobreza extrema ha caído de 24,1% a 19.2% y en el área rural de 49.8 a 40.3%. Respecto a la desigualdad, las cifras últimas muestran que se está produciendo una mejora en la distribución de los niveles de gastos, orientándose este cada vez más a los sectores pobres (mayor consumo)(2) ¿Un milagro? Nada de eso, simplemente la aplicación correcta de la política económica. ¿Falta mucho? Por supuesto, pero no cabe duda que un país podrá combatir sensatamente a la pobreza cuando ataca el problema de fondo.


No se equivoque amigo, el culpable de la pobreza no es la riqueza, los culpables son aquellos que insisten en aplicar fórmulas trasnochadas, que pertenecen a la época de las cavernas de la economía y que ya han sido ensayadas en muchos lugares con amplio fracaso. Cuando usted vea un niño africano en un espectáculo de pobreza deprimente, no le eche la culpa a la riqueza de otros, de seguro que en ese país se ensayaron políticas económicas erróneas llevadas a cabo por dictadores populistas-nacionalistas iluminados y que nunca respetaron la democracia, el estado de derecho, la libertad ni la institucionalidad del país, y lo único que hicieron fue engrosar sus cuentas en Suiza a costa del hambre y pobreza de los suyos. (continuará…).



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(1) Econ. Juan León Mendoza. Política Económica, Educación y Pobreza.
(2) Econ. Waldo Mendoza. PERÚ, 2001-2005: Crecimiento Económico y Pobreza

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