viernes, 12 de marzo de 2010

LA OFERTA Y LA DEMANDA...

¿QUIEN ES PRIMERO? ¿LA OFERTA Y LA DEMANDA?.
Les presento un brillante artículo donde usted podrá encontrar una sencilla manera de entender a los Keynesianos y a los Liberales de la Escuele Austriaca y podrá responder con satisfacción la pregunta inicial. Espero que disfruten del artículo...

EL MUNDO Y YO...
por Manuel F. Ayau
Manuel F. Ayau Cordón es Ingeniero y empresario guatemalteco, fundador de la Universidad Francisco Marroquín, fue presidente de la Sociedad MontPelerin
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Lo que aquí escribo suena a que todo el mundo está equivocado menos yo y unos pocos seguidores de la escuela austriaca. Pero, afortunadamente, la verdad no se encuentra contando votos.

En todo el mundo, tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados, predomina la creencia de que se estimula la economía promoviendo “la demanda”, o sea, mediante la repartición de dinero para que la gente lo gaste. Ese absurdo proceder —muy de moda entre economistas y matemáticos con mística keynesiana— no capta que el estado natural de la economía es el desequilibrio.

Obviamente, si una persona produce un quintal de maíz, su poder adquisitivo equivale al precio de ese quintal de maíz porque, en el mundo real, él compra con el dinero que recibe por trabajo. Si produce dos quintales de maíz, su capacidad de demanda se duplica y si produce tres quintales de maíz, se triplica. ¿Es acaso difícil comprender que la capacidad de compra depende de lo que uno produce?

Pero si el gobierno fabrica dinero y lo bota desde un helicóptero, los únicos que aumentan su demanda son quienes se aprovecharon del dinero que llovía del cielo, que por ser inflacionario reduce el poder adquisitivo del dinero y la demanda de los demás.

Un antiguo precepto, que no les gusta a economistas “mainstream”, es la Ley de Say, la cual mantiene que la única manera de activar la economía es estimulando la producción, en lugar del consumo, porque si no aumenta la producción, por más dinero que lancen desde el helicóptero, la demanda total no aumentará, solamente se desvía.

Entonces, ¿cómo se aumenta la producción? Todos sabemos que sólo se produce para obtener un rendimiento económico sobre la inversión y que si ésta se desalienta con impuestos habrá, lógicamente, menos inversiones, menos producción, menos demanda, menos empleo y menos ingresos fiscales.

Cuando se habla de crear puestos de trabajo pareciera que fuera un misterio que cada nueva inversión crea más plazas y mejoran las condiciones de trabajo existentes. De no ser así, no acudirían los trabajadores requeridos para realizar esas nuevas labores.

La cruda realidad es que eliminando impuestos se logran más inversiones, las cuales aumentan la demanda de trabajadores, aumentan los salarios y aumentan el ingreso fiscal, el cual siempre es una tajada de lo que se produce. Y, obviamente, si no hay producción tampoco hay tajada fiscal.
Es increíble cómo en el mundo entero los “técnicos” de los bancos, de firmas asesoras y economistas sofisticados de las universidades y de los gobiernos no vieron venir la crisis causada por el gobierno estadounidense con su política de estimular la compra de vivienda sin cuota inicial, con cero intereses y sin verdadera capacidad de pago, burbuja que reventó afectando a dos grandes sectores, la construcción y la banca hipotecaría.


Todo lo que pasó es indicativo de lo que se enseña en las universidades más sofisticadas, que repudian a la “escuela austriaca”, a pesar de ser la única que ha anticipado todas las burbujas ¿Quién estará equivocado? ¿Todos los demás o nosotros, los llamados “austriacos”?

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE) © Todos los derechos reservados. Para mayor informacióndirigirse a: AIPEnet


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